Bienvenido al desierto de lo real
jueves, 17 de mayo de 2007
Dedicado a mis amigos de la generación X: Julito,Planeyes, Txist, Kika, Goku, Cuevas, Dj Chato y A. Pablo
El fenómeno de ponerse hasta las patas de alcohol, de drogas, de sexo y música es una constante cultural, independientemente de las variantes históricas, sociológicas, políticas o culturales. Y es que lo de privar, como todos sabemos, no tiene límites.
Y, por la fuerza de las cosas, la gran colada de hígados y de cerebros, independientemente de los detergentes y suavizantes utilizados y de su grado de blanqueo y suavidad, ha ido adquiriendo diversas formas a lo largo de los últimos cincuenta años.
En líneas generales, podemos decir, que desde las generaciones anteriores a 1963 ( los baby bomers), pasando por la Generación X y la denominada, hoy en día, Generación del Milenio, la gran colada ha ido pasando del estadio endémico al estadio epidémico.
Pero veamos las diversas formas que ha ido tomando "el beberse hasta el agua de los floreros":
Con un optimismo maravilloso y fulgurante, en los baby boomers la litrona podía transformarse con alegría y desenvoltura en un cocktail molotov. Con carajillos, porritos, cervezas y cubalibres montaban la fiesta. "Litros de alcohol corren por mis venas mujer....", destilaba la canción de Ramoncín. Todos estaban locos por privar.
La Generación X, como generación fatal, cumplió con todos los protocolos y las coladas en un continuo desafío autodestructivo: no se quedaron en la litrona, el cubata y el canuto. Aún había más: la experimentación, el diseño y el desencanto encontró su expresión estética en Trainspotting: alcohol, marihuana, cocaína, heroina, LSD y fatalidad, mucha fatalidad:
Choose your future. Choose life.
I chose not to choose life: I chose something else.
Si la Generación X realizaba la gran colada siguiendo el programa previsto -prelavado, lavado, centrifugado y secado-, la Generación del Milenio o Ipod -dada su falta de gusto estético y de la banalidad que la caracteriza- va del centrifugado al secado en ese gigantesco ataque de mimetismo bovino etiquetado como "botellón" al que, en ocasiones, también aplican los principios de la F1 pero con máquinas de gama baja: ingesta masiva y en masa de alcohol, expresión de lo "más social que lo social", pasión por el redoblamiento, berrea alcohólica sin límites, aumento en potencia del éxtasis. La masa bebe y se bebe en masa.
"Dame más gasolina".
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